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Puto cualquiera

Julio 23, 2015

 

Después de haberme autodesignado el observador al viajar en el transporte público y mientras no leía, escribía, bocetaba o dormía, miraba a mi alrededor, en un par de ocasiones noté que otras personas también fungían como observadores, miraban a su alrededor y se cuestionaban, es más, un día yo mismo me encontré siendo analizado por otro observador, no obstante mi interés por analizar a mi homónimo, decidí disimular para no ser identificado.

Con el tiempo comencé a hacerme nuevos cuestionamientos acerca de la manera en que la gente se comporta y en la forma en que usamos el transporte y me fui dando cuenta de muchas cosas.

 

Mi trabajo de observador, la convivencia con los amigos, la familia, la experiencia diaria en el contacto con las personas, pero sobre todo, una charla con un amigo muy inteligente, muy reflexivo y muy apreciado, me llevó a entender la esencia de este mundo, que se resume en el concepto de compartir.

 

Él había enfermado de lupus y al verse claramente perdido, ya que no encontraban la forma de estabilizarlo, se dedicó a leer y analizar su vida y la esencia de su existir y posteriormente cuando los médicos encontraron por fortuna un medio para mantenerlo con vida, nos encontramos en una reunión donde mencionó el aprendizaje que recibió a través de sus lecturas y análisis y planteaba algo así: la vida en pareja es como tener una bolsa de canicas, juegas con tú compañero, las compartes, intercambias algunas y cuando el momento en que ya no hay qué compartir, entonces cada uno toma su bolsa de canicas y toma su camino, así en el futuro tendrá la posibilidad de encontrar a alguien más y nuevamente compartir las canicas propias con las de la nueva pareja, se puede volver a intercambiar las canicas, tanto las que se tenían anteriormente así como las adquiridas en la relación anterior y entonces comprendí que la vida era una serie de conocimientos, recursos y experiencias compartidos.

 

Como algunos recordarán, en la reflexión 0003 comenté que mi movilidad por la ciudad de México y el resto de los lugares en la república mexicana han sido en transporte público, casi de manera exclusiva, con unas muy exclusivas excepciones, pero cabe aclarar que ese cúmulo de experiencias me llevó a analizar el concepto de compartir, no sólo en el entorno de pareja, como mi amigo había planteado sino, llevado a un entorno más amplio, sí, tal vez las canicas a las que se refería mi amigo no eran sólo las experiencias, los aprendizajes, la forma de aprender a crecer en pareja así como los recursos y los objetos materiales, sino también el entorno.

 

México es un país en el que las personas nos hemos vuelto antropocentristas e individualistas, bajo el primer término pensamos que el mundo tal como todos los seres que lo habitan son nuestros y que están para servirnos, que tenemos todo el derecho de aprovecharnos de ellos a nuestro antojo, creemos que los animales que habitan el mundo fueron hechos para que nos sintamos dueños ellos, explotarlos, usarlos, maltratarlos, humillarlos, obligarlos a que hagan lo que deseamos y explotar sus hábitats en el momento que nos plazca simplemente porque queremos y podemos, pero de igual manera lo hacemos con los recursos, nos damos el lujo de desperdiciar de ellos cuanto queramos mientras tengamos la capacidad de pagar por ello.

 

En cuanto al término individualista, me refiero a la manera en que sólo pensamos en nosotros mismos y nunca lograremos nada si no pensamos como comunidad y en los demás, porque el bienestar de otros es parte de nuestro propio bienestar de manera proporcional como mi bienestar es parte del bienestar de los otros.

 

Pondré un caso de ejemplo, el transporte público que uso a diario, entre los llamados peseros de la ciudad de México en el que existen unas vagonetas que utilizo con frecuencia para asistir al trabajo, pero en estos transportes de pequeño formato muchos vamos incómodos porque los primeros que suben buscan sentarse con todas las comodidades de un asiento casi de lujo por el simple hecho de estar pagando por un servicio y ser los primeros en ascender, bueno, la idea común es que cada uno de nosotros paga un lugar para viajar, sin embargo, lo que en realidad estamos haciendo es pagar por compartir un transporte, de esta manera, entre varias personas estamos pagando por un servicio.

 

Sin embargo esto no sólo ocurre en los transportes pequeños, en los microbuses y en los autobuses foráneos ocurre lo mismo incluidos los transportes universitarios donde se supone viaja gente "pensante", las personas ocupan más lugar del que necesitan porque se sientan o se paran en posturas inadecuadas tanto para salud de sus propios organismos, no obstante, la causa más probable de estorbar en las zonas comunes es porque buscan la supuesta comodidad.

 

Y de ir parados, ni se diga, las personas no piensan en los demás, mientras hayan subido al pesero, autobus o metro, no les importa que otros no puedan subir mientras ellos se encuentren cerca de la puerta, estorban en los pasillos y muchas veces no se acomodan en los espacios vacíos aunque hayan subido en la segunda estación y bajen hasta la penúltima o lo que es peor, aunque otras personas fuera se estén mojando, vayan tarde o necesiten transportarse de manera urgente.

 

Sin embargo, en horas pico, la falta de respeto no tiene límite, el metro apenas abre sus puertas la gente se empuja evitando que quienes necesitan descender del tren puedan hacerlo causando una gran serie de problemas primero generando un entorpecimiento en la afluencia, segundo, evitando que quienes desean bajar puedan hacerlo, lo que causa retrasos, molestias, fricciones y disgustos, y tercero, que dejando descender a las personas exista más espacio para quienes necesitan subir para trasladarse a los lugares que se necesitan.

 

Y aunque esto parezca lo peor, aún hay algo que va dirigido específicamente a la comunidad LGBTTTI, como buen miembro de la comunidad, me gusta viajar en el último vagón del metro y resulta que muchos deciden estorbar en la zona de la puerta de descenso, sin embargo cuando les solicitas permiso para poder comenzar a acercarte a la puerta y tener la oportunidad de descender, resulta que no te lo permiten porque se encuentran haciendo algo que nombraré como roobbing (y que describiré al final de este artículo), pero que traen las manos ocupadas en el miembro del tipo del frente o de algún lado, si acaso sólo se trata de dos individuos porque pueden ser más de dos, pero resulta que no te permiten pasar y les importa poco o nada si obstruyen el tránsito, porque para ellos lo importante es únicamente el placer sexual por encima del respeto a los compañeros de viaje.

 

Y para quienes digan que entonces debería de dejar de viajar en ese vagón, debo comentar que si viajo allí no es por encontrar a quien ligar, a quien fajar o con quién tener sexo, o con quién hacer roobbing, viajo allí porque de cierta manera es un terreno ganado por la diversidad, donde me siento dentro de un entorno “familiar” en el que viajan personas con las que comparto algunas preferencias y donde se supone que abunda la apertura a los cuestionamientos sociales no sólo rompiendo los estereotipos de lo que es sentir, amar, gozar y vivir, sino también de cómo vivir.

 

Cómo dije antes, la esencia de este mundo es compartir, pero cuando me encuentro rodeado de tanta gente, me cuestiono mucho qué es lo que nos estamos compartiendo como mexicanos, pero sobre todo como comunidad diversa.

 

 

Un puto cualquiera

 

reflexionesdeunputocualquiera@gmail.com

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Roobbing

 

He formulado su origen en la palabra inglesa rub que significa frotar, el roobbing es una acción que se lleva acabo de manera lasciva o con deseo sexual que se caracteriza por caricias y toqueteos en los órganos sexuales masculino y femenino, así como también en las nalgas y otras partes del cuerpo, estos toqueteos incluyen acercamientos extremos en los que se pega el cuerpo de una persona con otra también con lascivia. El roobbing puede ser un paso previo a otras acciones como los besos, masturbación y penetración sexual, sin embargo, esta acción es específica de llevarse a cabo en transportes públicos como trenes y metros, autobuses, aviones y demás transportes de uso público o privado. El roobbing suele ser realizado en su mayoría por personas desconocidas que gustan de momentos eróticos casuales mientras se transportan de un lugar a otro.

El momento más propenso para realizar el roobing es en las horas de aglomeración en los transportes, sobre todo en la parte trasera o en los últimos vagones.  El roobbing suele ser más común entre personas del mismo sexo, sin embargo esto no excluye a la población con otras preferencias sexuales.

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